Elaboración:

El día anterior a la elaboración del plato prepararemos una mezcla para macerar el salmón. Para ello, en un bol, pondremos cuatro cucharadas de aove, el zumo de un cuarto de limón, tres cucharadas de salsa de soja, tres de vinagre de arroz, dos de miel, un trocito de jengibre finamente rallado, una cucharadita de semillas de sésamo y una cucharadita de aceite de sésamo. Mezclamos bien hasta que la miel se disuelva por completo, e introducimos los lomos de salmón en el macerado, durante media hora. Pasado este tiempo, los sacamos, los escurrimos y los metemos en una bolsa que sellaremos al vacío y los conservaremos en la nevera, al menos durante 12 horas. El resto del líquido del macerado lo reservamos para utilizarlo como aderezo en el plato.

Al día siguiente, limpiaremos bien el puerro para que no tenga nada de tierra. Como vamos a utilizar únicamente el tallo, haremos un corte en la base, de unos 10 o 12 centímetros y retiramos la parte verde (que reservamos para otra elaboración). Hecho lo anterior, cortamos el puerro en palitos y reservamos.

Seguidamente pelamos la zanahoria y la cortamos en palitos del mismo tamaño que el puerro. En una olla para cocinar al vapor pondremos dos dedos de agua y en la parte de arriba pondremos a cocinar los palitos de zanahoria y de puerro, con un poco de sal. Los tendremos unos 30 o 35 minutos hasta que estén perfectamente cocinados.

Para aportar al plato un punto de crujiente y algo de frescor, utilizaremos el pepino en crudo porque, además, combina a las mil maravillas con el salmón. Con la intención de dar un poco de volumen al plato, para esta preparación hemos decidido utilizar un pelador para cortar el pepino en láminas finas y así, poder darle forma de rollito En el momento de servirlo lo bañaremos con salsa de chile dulce para que tenga un “poco más de gracia”.

En este paso, calentaremos el agua para cocinar el salmón a baja temperatura. Para ello, programaremos el circulador a 43⁰ y cuando haya alcanzado esta temperatura meteremos el salmón para que se cocine durante 20 minutos. Importante: una hora antes de realizar este paso, habremos sacado el salmón de la nevera para que en el momento de utilizarlo esté a temperatura ambiente. Ponemos el horno a precalentar a 200⁰.

Mientras se van cocinando las verduras y el salmón, lavamos el kale, lo escurrimos bien hasta que no tenga nada de agua. En un bol pequeño, pondremos aove con dos cucharadas de salsa de chile dulce y mezclamos bien. Con un pincel de cocina o con las propias manos, untaremos esta mezcla por toda la superficie de las hojas de kale.

Precalentado el horno a 200⁰, introduciremos sobre papel de horno las hojas de kale; 3 minutos por cada lado, hasta que queden crujientes, como un chip grande que utilizaremos como base de nuestro plato de hoy.

Ponemos al fuego una sartén con aove y tres dientes de ajo. Cuando el ajo se empieza a dorar, añadimos los gambones, medio minuto por cada lado y retiramos del fuego.

Ya sólo queda emplatar. Para ello, empezaremos por sacar el salmón de la bolsa de vacío y salarlo ligeramente. En un lado del plato preparamos una cama de zanahoria y puerro sobre la que pondremos los gambones con el aceite resultante del ajillo en el que los hemos preparado.

A su lado, como base del plato pondremos el chip de kale al que aliñaremos con un poco del macerado del salmón que habíamos reservado. Encima colocaremos los lomos de salmón sobre los que pondremos algunos trocitos del ajo cocinado con los gambones.

Finalmente colocamos en el plato los cilindros de pepino previamente rociados con la salsa de chile dulce y ya, sólo nos queda rallar un poco de piel de limón y añadir unas semillas de sésamo tostado por encima. ¡Listo para disfrutar!

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