• 22/12/2020 - 18:39  

    ¿Puede haber una Navidad Mala? Por la doctora Cristina Ruano

    El estilo de vida que llevamos nos ha ido convirtiendo, cada vez más, en consumidores de productos envasados de origen industrial. Normalmente damos por sentado que si están a la venta es porque se pueden consumir sin riesgos para la salud, por lo que no nos preguntamos qué estamos consumiendo, ni qué ingredientes contiene o cuántas calorías útiles aporta a nuestro organismo.

    Sin embargo, cuando nos dan a elegir, por ejemplo, entre un dulce industrial y otro casero o artesanal, algún mecanismo de nuestra conciencia tiende siempre a elegir el producto casero ¿Pero sabemos las diferencias entre unos y otros?

    Para ser honestos lo primero que debemos preguntarnos es ¿por qué no es saludable comer alimentos refinados?  las recetas de los refinados cuentan con grandes cantidades de azúcares, grasas saturadas y grasas trans por lo que, entre otras cosas, son productos que contribuyen peligrosamente al aumento de la tasa de sobrepeso entre la población y los niveles de colesterol malo (LDL).

    CRISTINA

    Empecemos por saber por qué es tan mala la grasa saturada y en qué alimentos la podemos encontrar. Es una de las grasas alimenticias más dañinas. A temperatura ambiente, normalmente se presenta en forma sólida, por lo que es muy fácil de identificar. Algunos de los alimentos que contienen más cantidad de grasa saturada son la mantequilla, el queso, la carne roja, el aceite de palma y el aceite de coco.

    Este tipo de grasa mala puede afectar a la salud de muchas maneras. Si bien es cierto que el organismo necesita grasas saludables para obtener energía, el exceso de grasa saturada eleva los niveles de colesterol malo en las arterias lo que incrementa el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular. Por otra parte, muchos de los alimentos industrializados de los de consumo diario como las pizzas, la bollería industrial o los alimentos fritos contienen una elevadísima cantidad de grasas saturadas y, además de los hasta ahora comentado, como tal grasa, agrega calorías adicionales (inservibles) a nuestra dieta lo que puede provocar un aumento de peso y los riesgos que ello conlleva, por ejemplo, la aparición de la diabetes.

    ¿Y las grasas trans? Es la peor grasa para la salud. Se producen cuando los fabricantes de alimentos convierten aceites líquidos en grasas sólidas como, por ejemplo, la manteca o la margarina y las podemos encontrar en muchos alimentos fritos, en la comida rápida y en los alimentos empaquetados y procesados. Al igual que el resto de las grasas malas, inciden muy peligrosamente en las enfermedades del sistema cardiovascular y patologías asociadas.

    Otro alimento refinado que es un peligro es el azúcar. Relacionado también con la aparición de problemas cardiovasculares, el consumo de azúcar produce arterioesclerosis, es decir, un endurecimiento de las paredes de las arterias lo que predispone al paciente a padecer hipertensión arterial.

    Otro efecto negativo que produce su consumo es la posibilidad de padecer diabetes tipo II provocada por la aparición de una resistencia a la insulina por parte del organismo que degenera el transporte de la glucosa del torrente sanguíneo a las células de los músculos.

    Todo se puede consumir con prudencia y en su justa medida. Pero no debemos perder de vista aquella máxima de Hipócrates, padre de la Medicina, cuando decía “somos lo que comemos”. Y nosotros recordamos: lo que comemos es dimensión física, mental, emocional y espiritual.


    Dra. Cristina Ruano Rodríguez
    Especialista en comunicación y educación nutricional
    Twitter: @cristinaruanoR
    Instagram: @cristinaruanor