EDITORIAL: la hostelería se muere mientras los datos le dan razón

Actualizado: 18:29 - Jueves, 30 de Marzo de 2023

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11/04/2021 - 09:49

EDITORIAL: la hostelería se muere mientras los datos le dan razón

José María Ayaso

Mientras en Canarias seguimos sin tener muy claro cuáles son los argumentos de peso (no las opiniones), con los que las cabezas pensantes de quienes nos gobiernan continúan empeñadas en culpar al sector de la hostelería del empeoramiento de los contagios por la Covid-19, los bares, cafeterías y restaurantes de todo el archipiélago, se mueren por dentro a pesar del ínfimo hilo de aliento que, a modo de respirador asistido, les aportan las terrazas exprés.

Cumplidores la mayoría de los negocios, con las normas sanitarias de carácter general y con los niveles de restricción impuestos cada jueves por la Administración Autonómica, las mujeres y los hombres de la restauración canaria miran cadavéricos a la Presidencia del Gobierno de Canarias y, concretamente a la Consejería de Sanidad, con una expresión, mezcla creciente e imparable de ira e indignación, al comprobar que desde el principio tenían razón y, desde el principio nadie les hizo caso.

¡No somos culpables del aumento de los contagios! Gritaban en todas sus concentraciones. Y así lo han verificado los últimos datos. Después de tres semanas con los interiores de los establecimientos cerrados, con las limitaciones horarias por los toques de queda y los condicionamientos a los servicios a domicilio, tanto antes como después de la Semana Santa, los datos de los contagios que se han hecho públicos, no sólo no han mejorado con las restricciones a la hostelería, sino que han empeorado. La evidencia, como suele ocurrir con las evidencias, no ofrece duda alguna: ¡No son los culpables del aumento de los contagios!

Entonces, ¿qué es lo que impide a los gobernantes y a sus consejos y comités de asesores, centrar la atención de sus “estudios” en otros posibles focos, alejados ya de la hostelería y la restauración? La realidad, por evidente, a veces es tozuda; como en este caso. Pero nunca habríamos podido llegar a pensar que la cabezonería de quienes toman decisiones en nuestro nombre, pudiera llegar a superarla a pesar de las evidencias.

Errar es humano y rectificar es de sabios. Pero ambas cosas, de manera reiterada ya es incompetencia.